Definiciones

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Alan C. Walter, escritor de libros de superación personal y auto ayuda, tiene una frase que dice algo como “Si no lo puedes definir, no lo puedes tener”. Es una idea o concepto que me hizo reflexionar, no tanto en el sentido de las metas u objetivos a alcanzar a futuro, sino en lo relacionado al uso de las palabras al momento de comunicarse.

Me he percatado que hay palabras que utilizo sin siquiera saber qué significan exactamente, o que su definición es muy diferente al contexto o situación en que las utilizo. Sin embargo, desde hace un par de semanas hacia acá he tenido un problema quizá mucho más grande: el poder definir cuales son las habilidades que tengo. Preguntas como ¿quién soy?, ¿qué habilidades tengo?, ¿qué aspectos de mi personalidad tengo que mejorar? parecen muy fáciles de responder, pero al momento de escribir la respuesta me vi ante lapsos de tiempo donde dudé en qué respuestas estaba a punto de escribir.

Poder lograr definir quién soy fue un ejercicio que requirió demasiada honestidad de mi parte. Sobre todo porque me di cuenta de que no estuve siendo una persona congruente (lo que pienso, es lo que digo y hago). Y no significa que esté viviendo una vida doble, o que me transforme en otra persona cuando nadie me está observando, pero sí me percaté que con muy pocas personas comparto mis objetivos, planes y deseos. Aproximandamente desde hace un mes y medio a la fecha, me han llamado la atención expresiones que personas que conozco han usado del tipo: “Al principio parecías muy humilde, pero ahora eres diferente”, contrastan con “pero a ti todo te vale” o “parece que no tienes ambición por nada”. Y eso es lo que me ha llevado a identificar ese conflicto en el tipo de persona que puedo llegar a proyectar a los demás, esa falta de “congruencia”.

La conclusión a la que llegué me deja satisfecho. Encontré en qué mejorar, cómo hacerlo y sobre todo, los objetivos que alcanzaré de así hacerlo.